EL ESFUERZO de trabajadores y comunidad durante más de 30 días de paro que obligó a la BP a sentarse a negociar, tiene un significado grandioso para cambiar lo que ha sido una práctica funcional solo a los intereses de la empresa BP y sus contratistas, pues para los trabajadores era una forma de explotación.
Como pueblo tauramenero, tenemos un reto histórico y no podemos aflojar. Estamos llamados a participar en las discusiones de las mesas de negociación, HOMBRES Y MUJERES CON ANHELOS DE JUSTICIA QUE NO DESFALLEZCAN EN EL COMPROMISO CON LA MOVILIZACIÓN SOCIAL. Es el momento que trabajadores y comunidades dialoguemos en torno a propósitos que beneficien al común de la población.
Las mesas de negociación se deben entender como la etapa inicial de la movilización, en la que deben participar todos los sectores del departamento de Casanare y del país que se declaran inconformes con la injusticia y arbitrariedad que puso a disposición de manos mercantiles unos recursos que deben utilizarse racionalmente para el bienestar colectivo.
Siguiendo este proceso, el día 2 de marzo de 2010 se reunieron trabajadores y comunidad con la empresa BP, para acordar la agenda, lugar, conformación, participantes, mecanismos de trabajo, logística y demás aspectos prácticos de las mesas de negociación, según lo acordado el pasado 23 de febrero.
Sin embargo, no fue posible abordar y consensuar todos los temas previstos porque los delegados de la BP y OCENSA salieron del recinto dando por terminada la reunión de manera unilateral. Con la misma GROSERÍA las empresas intentaron imponer quienes tendrían que ser los voceros y delegados de la comunidad. Y sin ninguna VERGÜENZA, dieron a conocer un documento que se presenta, mediante el uso ilegítimo de firmas de asistencia, como acta de acuerdo entre las partes, cuando jamás fue ratificada por la comunidad.
¡VERGÜENZA! ¡No pueden desconocer a los representantes de la comunidad y de los trabajadores/as! No pueden, luego de haber saqueado el departamento por 18 años desconocer las exigencias de la comunidad casanareña. No pueden seguir maltratando y pisando la DIGNIDAD de los habitantes de esta región.
Reconociendo la importancia y validez del trabajo que viene desarrollando el movimiento de Tauramena, el compromiso y el deber es continuar, la unidad y la organización nos garantizarán lograr nuestros objetivos.
Quizá esta oportunidad no la volvamos a ver si la dejamos pasar sin gloria, abandonándola por la desidia o los simples intereses personales o grupales. Aquí está en juego mucho más que eso, es nada más que el ESTABLECIMIENTO DE NUEVAS RELACIONES SOCIALES Y LA DIGNIDAD DE UN PUEBLO que hoy ha puesto su confianza en el movimiento y no puede ser defraudado por vanos intereses o por ser complacientes con la multinacional. Es clave entender que estamos reclamando nuestros derechos, reconocidos universalmente.
Reunámonos, para construir juntos y juntas, la ruta y contenidos de nuestras reivindicaciones en las mesas de negociación: